Por fin llegó el sábado. Madrugón para un desayuno fuerte y con tiempo para llegar sin prisas a Ubrique, de donde partía esta I Carrera por Montaña del club Nutrias Pantaneras. A las ocho de la mañana partimos juntos en mi coche Antonio el triglobero y su cuñado Sergio, un tío tan preparado como buena gente. Es la primera vez que comparto carrera con él y espero que no sea la última, porque además de animar todo el rato se aprende mucho junto a él.
Sergio, Triglobero y el que escribe |
Todavía por el pueblo ya empezamos a subir rampas muy inclinadas, que impedían correr. Un poco de trote que me hizo empezar a sudar y a subir pulsaciones. Al poco nos adentramos en el monte, y las dificultades fueron aumentado de forma vertiginosa. Después del primer avituallamiento en el km 2,5 apareció la verdadera montaña y el terreno pasó a ser de hierbas y arbustos a piedra y pedrusco. La pendiente ya era bestial, aunque también las vistas, claro.
Los 3 kms siguientes fueron igual. Imposible correr, no solo por la pendiente sino por el terreno, ya que había que ir viendo y pensando cada apoyo que ibas a hacer. Eran continuos los resbalones y tropezones que se escuchaban y los que yo también tenía, aunque no llegué a caer ni hacerme daño. Algún que otro arañazo o raspón, sobre todo de rodilla hacia abajo.
Así llegué al siguiente avituallamiento, en el que devoramos la sandía y el isotónico que nos ofrecieron. Después vino una bajada de menos de 1 km para luego seguir ascendiendo. Ahí tuve un pequeño bajón del que me recuperé con un gel energético, y a seguir subiendo. La concentración tenía que ser máxima, ya que un mal apoyo era irse al suelo, además de intentar no perderse, ya que no había casi sendero marcado, casi todo era campo a través aunque balizado cada 20 o 30 metros. Tuvimos s un par de "desviaciones" que recuperamos rápidamente, pero había que estar atento.
Y así toda la carrera. Sube y sube, hasta que llegamos a Benaocaz después de otra bajada en la que sí que estiré bastante las piernas logrando incluso correr campo a través. Después del último avituallamiento en el pueblo (con naranjas!) lo que restaba era una dura bajada por la calzada romana hasta Ubrique.
No sé si por las ganas de llegar o porque me vi seguro pero empecé a subir el ritmo hasta casi volar (dentro de mis límites) e ir saltando de piedra en piedra. La pendiente hacia abajo me empujaba a correr y como los tobillos y los pies me dieron confianza decidí arriesgar y hacer un poco el cafre. El terreno eran pedruscos, pelotes y piedras sueltas (vamos, una calzada romana desgastada por los siglos), pero después de lo que había pasado me parecía la pradera de Chapín. También me ayudaron mis Trabucco y un pie del 45, auténticos "tanques voladores".
Recompensa final |
Como resumen de la carrera estoy muy satisfecho porque tenía mucho respeto por el perfil y he vuelto a comprobar que los retos están para superarlos. Sufrí menos de la cuenta, es verdad, pero el esfuerzo fue brutal y la satisfacción por acabar pruebas como esta merecen la pena.
En cuanto al tiempo, algo más de tres horitas dándole a las piernas según el crono de Sergio, y es que al tener activada la opción en mi Foreruner de parada de crono automática al parar de correr, de lo lento que fuimos en las subidas se paró un montón de veces.
La experiencia ha sido alucinante, aunque creo que demasiado exigente en cuanto al perfil, demasiado técnico. Ahora sí que tengo ganas de hacer una carrera de montaña pero con al menos un carril o sendero por el que trotar. Aquí más que carrera fue semi escalada, sin posibilidad de correr en ningún momento si no arriesgabas (como en la bajada final). Como he titulado en la entrada, para ir como una cabra, en el sentido literal de la palabra.
Hoy me he levantado con un serio dolor en las piernas. No es lesión, es simplemente cansancio, agotamiento, pero aunque moverlas para subir unas escaleras me cuesta también me recuerda que ayer conseguí otro reto y me siento feliz y orgulloso.
Y encima, para poner la guinda, mi equipo de toda la vida, el Barça, conquistó su cuarta Copa de Europa (y las he visto todas!). No tuve más remedio que celebrarlo, tomar unas cervecitas y pegar algunos botes más. Un día de emociones fuertes.