Otra semana veraniega en la que he hecho un poco de todo: entrenar, carrera en la playa el fin de semana y medio lesionarme. La verdad es que no contaba con que me pasara algo de esto, y precisamente por eso, por confiarse, aparecen las lesiones.
Por orden cronológico el martes, tal como vengo haciendo desde que empezó el verano hice las series. Esta vez tocaron 6x800 con 400 de recuperación al trote entre ellas. Ritmos entre 4:04 / 4:10 con un total de 13 kms y más de una hora contando calentamiento y "sobrecalentamiento" e la vuelta a casa cargadito de lactato. Creo que han sido las últimas series del verano, ya que en principio no haré ninguna carrera hasta septiembre y una forma de descansar es dejar la pista un tiempo.
El miércoles hice un rodaje de recuperación que conseguí que fuera de principio a fin un "cuasi-cochinero". Empecé a 5:30 y fui subiéndolo terminado los 10 kms en 5:15 de media. De todas formas habrá que acabar más cochinero.y alguno que otro, "pocilguero", por qué no.
El viernes me encontraba fuerte y hice un fondo de 13 kms por debajo de 5´ por carriles con cuestas y algún cambio de ritmo propiciado por cuatro perros ratoneros que me dieron un sustillo, aunque la cosa no pasó a mayores. Lo peor vino al final, cuando después de la ducha conforme me iba enfriando noté un dolor al apoyar la rodilla izquierda (sí, la de siempre). Pero esta vez no era un recalmón, sino una punzada.aguda en la parte externa que me hacía cojear. Antinflamatorio, Traumeel y a descansar.
El sábado me levanté con casi los mismos síntomas. Vamos, que iba cojeando para no ver las estrellas. Conforme avanzó el día y calenté la rodilla me encontré mejor, pero tenía serias dudas de acudir el domingo a la carrera en La Barrosa. El plan era perfecto, porque habíamos quedado varios del club a echar un ratto en la playa con la family y después Antonio el Triglobero nos había invitado a una barbacoa en una casa que tiene allí. Con ese plan había que poner toda la carne en el asador, así que gasté medio tubo de crema y me harté de darme masajees en la rodilla durante todo el día y sobre todo antes de acostarme. Comprobé que el calor mejoraba el dolor.
El domingo al levantarme estaba mucho mejor, así que duchita temprano y con más crema en la rodilla, para Chiclana. Se trataba de una carrera popular con mucho tirón , ya que se corre en una playa preciosa de nuestra costa, La Barrosa, en Chiclana. De hecho, había unos mil inscritos.
Allí fuimos llegando del club Alfonso, Falín, Jose Mari y los hermanos Antonio y José María. También nos encontramos con Charlie, Triatleta son Fronteras, y algún otro amigo de diferentes clubs. Por supuesto que Alfonso padre también acudió como es costumbre apoyando nuestros blogs con sus fotos y esta vez también tuvo que hacer de "guardarropa".
El día era fresquito ya que a esa hora (9:30) soplaba un poniente que de cara nos iba a poner las cosas difíciles. El recorrido eran dos vueltas a un circuito de 4 kms de ida y vuelta por la playa. Se dio la salida y me puse al ritmo de Alfonso, ya que sabía que iría fuerte y aunque no creía que pudiera superale quería ver hasta dónde le aguantaba.
Los 2 primeros kms con viento a favor fueron rápidos a 4:10 y 4:20. La vuelta con viento en contra a 4:25 y 4:30 y nada cómodo, ya que además de luchar contra el poniente había que sortear muchos charcos (la marea estaba ya subiendo) y algún que otro boquete en la arena. De nuevo con aire a favor el 5 y 6 a 4:22 y 4:33. Hasta allí había estado emparejado con Alfonso pero ahí le dije adios porque tuve que bajar el ritmo. Llegué muy cansado a los dos últimos kms y entre el viento, el agua y la arena se me hicieron eternos haciendo 4.44 y 4:33 en un final decente.
Al final, lo mejor es que la rodilla no me molestó, tan solo un poco al principio hasta que no cogió calor de verdad. Correr por la playa era una buena forma de fatidiarme de verdad, así que estoy contento con que no haya ido a más. Tan solo después con el baño "helado" que nos dimos empezó a dolerme de nuevo.
Al terminar llegó la family, nos hicimos alguna foto y echamos un buen rato en la playa con un par de baños en plan "crioterapia" que nos dejaron como nuevo a Jose Mari, Alfonso y un servidor. Después con el Triglobero y Alfonso padre estuvimos hablando de planes de futuro (con alguna locura tipo Desafío Doñana) e historietas runeras. A mediodía nos fuimos a la casa de Antonio el Triglobero donde echamos el resto de la tarde con los niños disfrutando de la hospitalidad de Antonio y su familia, cuñados incluidos, de unas buenas cervezas y una barbacoa para recuperar lo que nos habíamos dejado en la carrera.
Ahora toca volver a pensar en cómo encarar los próximos semanas veraniegas con vacaciones por delante. Pero eso será en la próxima entrada, a ver si me aclaro...