He leído mucho sobre la osteitis de pubis o pubalgia últimamente. Muchas visitas a páginas de medicina, deportivas, foros de opiniones, blogs particulares, etc. Mucha información en distintos sentidos, algunos no muy positivos, pero que me han ido aclarando el alcance de esta lesión y su dificultad, no sólo en su recuperación, sino en el diagnóstico y la identificación de las causas.
De lo mucho que he visto algunas de las descripciones teóricas sobre las causas de la pubalgia son las siguientes:
Factores intrínsecos: Acortamiento de los miembros inferiores, displasia de cadera, hiperlordosis lumbar, espondilolisis, deficiencias de la pared abdominal.
Factores extractos: Mala calidad del terreno deportivo (resbaladizo o pesado), sobreentrenamiento, mala programación del entrenamiento, mala realización del calentamiento y estiramiento deportivo.
Otra más breve y resumida:
La pubalgia tiene como causa más frecuente un desequilibrio entre los músculos oblicuos insuficientes y los músculos aductores hipertonificados.
Algunas tras relacionadas con el fútbol pero que se pueden aplicar también al running:
Entre las posibles causas que dan lugar a una pubalgia se encuentran el sobreesfuerzo en el abdomen y aductores o el golpeo al balón al realizar centros o disparos a puerta, estos gestos pueden provocar una descompensación entre dichos músculos o una sobrecarga en los mismos que deriven en la pubalgia.
La disputa de un número demasiado elevado de partidos o entrenamientos sin el necesario descanso puede conllevar una lesión de este tipo. Igualmente, el cambio frecuente de superficies de juego (pasar de terrenos blandos a duros o viceversa) o una mala preparación física puede causar este problema.
Por último, una caída brusca sobre los pies (como al realizar un salto y ser descompensado en el aire) o la realización de gestos técnicos defectuosos o forzados podría llegar a provocar una pubalgia.
Todo esto es la teoría. Si analizo mi experiencia sí puedo llegar a algunas conclusiones, aunque hasta que no termine de recuperarme serán provisionales, ya que conforme avanzo en ella descubro nuevas cosas:
- Factores intrínsecos o biomecánicos: no tengo pruebas médicas que apunten a esta causa y los otros factores sí parecen más relacionados. En cualquier caso los pronadores tenemos más probabilidades de caer en esta lesión según he leído. De todas formas no descarto alguna prueba de caderas.
- La calidad del terreno deportivo está claro que influye negativamente. No es lo mismo correr por una calzada que por una pendiente llena de piedras e ir dando saltos.
- Los entrenamientos. Por supuesto que han sido muchos, de mucha distancia y sobre todo, duros. Pero no puedo decir que me sintiera sobreentrenado. Al introducir este año el gimnasio me sentía más fuerte de piernas y lo he notado.
- Estiramientos: soy de los que no perdonan ni uno. Antes de correr y sobre todo después. Siempre los he hecho, y por supuesto incluyendo los aductores. Que no eran suficientes o mal ejecutados tampoco lo creo. De todas formas es algo a reforzar, ya que nunca sobran.
- Abdominales: aquí sí creo que puede haber algo. Los he hecho, y muchos, casi después de todos los entrenamientos. El problema es que los he realizado a la antigua, o como nos han enseñado a todos, tirando de piernas para los superiores o levantándolas para los inferiores. Esa forma de hacerlos provoca que usemos mucho el psoas y la zona pélvica, por lo que se contribuye a cargarla aun más. Hacía tiempo que notaba las molestias al hacer los inferiores sobre todo pero yo seguía y seguía. La rotura de fibras inicial del oblicuo puede responder a esto.
- Mala programación: puede ser. He hecho pruebas duras todo el año y no he descansado "de verdad" casi nada, pero sin embargo he repartido esa carga a lo largo de los meses y no me he sentido mal. Pero eso fue así hasta octubre. A partir de esa fecha, justo después de la carrera del Gato en la que llegué muy reventado a meta con calambres no paré lo necesario. Al mes y medio tenía Jarapalos y para prepararlo hice varias salidas seguidas con mucha distancia y desnivel. Arcos, Pinsapar, Albarracín, y de la última al Puerto del Boyar ya salí resentido. Antes de Jarapalos el dolor en el pubis ya estaba apareciendo y probablemente en la carrera terminé de romperme.
Todo esto son conjeturas. La razón principal, por correr, claro. Y correr mucho por desniveles, pues peor. Y no descansar, también. Pero son razones simples y no suficientes. No todos los que hacen montaña o ultras caen con una osteopatía de pubis. El factor suerte también influye. Yo he jugado mis cartas, y aunque me he machacado mucho también he sido meticuloso con los entrenos, estiramientos, abdominales, masajes, etc. Pero me ha tocado. Lo que quiero es sacar conclusiones para que no me vuelva a ocurrir, más que para culparme o pedirme explicaciones.
Mientras le doy al coco, que ahora tengo tiempo y mucho para hacerlo, sigo con la recuperación. El plan de trabajo que ya os expliqué con fisio, ejercicios, piscina y medicamentos. He añadido algunas cosas y no he perdido ni un día. Está siendo duro. Casi le dedico más tiempo ahora que cuando entrenaba.
Mi estado en resumen diría que no ha empeorado. Estoy mejor que hace dos meses y medio cuando me lesioné y que hace un mes cuando empecé el tratamiento específico de la pubalgia. Pero las molestias no desaparecen del todo. Cada vez más aisladas, en una zona concreta, en la parte abdominal baja. El trabajo se está notando. El próximo miércoles tengo nueva cita con el traumatólogo. Ya veremos.